Reglajes
de parte ciclo:
Deglutido,
digerido y evacuado por Beggar
1.-Cuestiones
generales:
Antes
de empezar, y si tu cultura mecánica no es precisamente avanzada, creo
que sería de utilidad que te leyeses antes los artículos sobre
suspensiones y geometría de la moto que vienen en esta misma página.
Ya con los conceptos claros y bien empollados, puedes volver a este artículo.
Quizá
sea éste el tema que más da que hablar entre los moteros; y no es para
menos, ya que las suspensiones y geometrías es una de las pocas formas
en que un usuario normal puede variar el comportamiento de su moto. Además,
es un tema tan personal como el color de la ropa interior, ya que
influye el estilo de conducción, los neumáticos (el modelo y su
estado), las presiones, la temperatura ambiente, tu peso y, sobre todo,
el tipo de firme que vas a encontrar.
Lo
que ha de quedar claro desde un primer momento es que no hay unos
reglajes perfectos. Tendremos que ir buscando siempre una solución de
compromiso que permita a la moto comportarse dignamente en las
circunstancias de nuestra conducción habitual. Si solemos conducir
sobre firmes bacheados, sería una locura poner unos reglajes firmes, ya
que creeríamos que nos hemos subido a un martillo neumático; y no sólo
perderíamos comodidad, sino que la moto no asentaría bien sobre el
firme, con las consiguientes pérdidas de agarre y tracción. De igual
manera, unos reglajes blandos en una conducción en circuito no son muy
aconsejables.
Como
resumen a tanta obviedad: quien mucho aprieta, poco abarca. Una moto que
se comporte bien en unas circunstancias muy concretas, probablemente no
lo hará tanto en las demás. Así, habremos de tener claro qué es lo
que queremos mejorar y el “precio” que hemos de pagar a cambio
cuando las circunstancias sean otras.
En
una moto deportiva actual, las posibilidades de reglajes son prácticamente
infinitas; así que tendremos que seguir un cierto orden para no acabar
perdidos en un laberinto.
El
primer consejo es proveerse de lápiz y un cuaderno, donde ir apuntando
cada reglaje y los comentarios de su comportamiento. La observación de
tus impresiones a lo largo de muchas pruebas te hará recapacitar y
encontrar el reglaje que más t interese (o al menos ir en la dirección
correcta).
Los
reglajes tienen su propia “jerarquía”. Así, un cambio, por
ejemplo, en la precarga no necesariamente implica cambiar el muelle por
otro de diferente dureza. Sin embargo, un cambio de muelle sí que
implica verificar la precarga y los ajustes de hidráulico. Digamos que
hay ajustes más o menos “grandes”. Debemos empezar por los más
importantes y seguir ajustando hacia delante. Si con eso no lo
solucionamos, y vemos que tenemos que hacer uno de los cambios
“gordos”, otra vez nos tocará el cambiar toda la secuencia después
de ellos. Los reglajes, de mayor a menor “categoría”:
rigidez
del muelle precarga del
muelle geometrías ciclo hidráulicos
2.-Muelle-amortiguador.
Es
muy frecuente que los neófitos confundan estas dos partes,
identificando una u otra con la suspensión. Para empezar, creo muy
importante distinguir ambas (para más información, leer artículos de
suspensiones). El muelle no es más que un resorte que absorbe una
deformación en la carretera (un bache). Pero esa absorción no es
permanente, y cuando acaba la fuerza que la produce, el muelle tiende a
recuperarse (estirarse). Hasta aquí lo sencillo. Pero no lo es tanto,
ya que la propia inercia del muelle tenderá a estirarlo más de lo que
lo estaba inicialmente, y luego lo volverá a comprimir (en un muelle
perfecto, justo hasta donde lo habíamos cargado). Y así, teóricamente,
hasta el fin de los tiempos...Comprenderéis que puede ser de lo más
divertido que por pasar un único bache, vayamos media hora dando tumbos
arriba y abajo. (más o menos como el coche de los payasos de circo).
Para
evitar esta circunstancia, se utilizan los amortiguadores. Lo que hacen
es amortiguar (jejeje, ta claro), o dicho de otra forma, absorber la
energía del muelle, para que no entre en una oscilación armónica.
Un
ejemplo muy gráfico sería un péndulo: si nosotros desviamos el péndulo
de una carillón de la vertical, empezará a oscilar, y seguirá
oscilando mientras no retiremos del sistema esa energía que hemos
introducido. Si ese péndulo tuviera en su recorrido un obstáculo a su
movimiento (por ejemplo, el dedo de un niño que lo va rozando cuando
pasa), es rozamiento irá disipando la energía que le habíamos
comunicado, y las oscilaciones se irán haciendo cada vez más cortas
hasta que el dichoso crío termine por parar el reloj (y tú por llegar
por enésima vez tarde a trabajar, y encima con la excusa más tonta del
mundo).
Pues
bien, lo ideal es que la gráfica del desplazamiento del muelle, se
adapte siempre al perfil del asfalto. Es decir, al coger un bache, el
hidráulico funcionase de forma que diera un solo estirón y pudiese
seguir la marcha con normalidad. Así, siempre existirá contacto de la
rueda con el asfalto y, además la presión entre ambos siempre será
constante (un aligeramiento del peso en una rueda conlleva
inevitablemente a disponer de menor agarre en esa rueda).
3-
Reglajes:
Horquilla
Rigidez
del muelle: Varía
la constante de deformación del muelle. Así, se necesitará más energía
para obtener una misma deformación; o lo que es lo mismo, si actuamos
sobre él con la misma energía (la misma frenada, el mismo bache...),
el desplazamiento del muelle será menor.
+
: Un
muelle más firme mejorará la estabilidad de la moto, al reducir la
amplitud de los movimientos de la horquilla (no se hundirá tanto al
frenar, ni al pasar por el mínimo bache...). Pero eso sí, el bache no
desaparece de ahí, así que si no lo absorbe el muelle, nos lo
comeremos nosotros (moto y conductor –perdón, piloto..).
La forma de corregir un muelle demasiado duro sería disminuyendo
la precarga, aunque eso tendría también sus contrapartidas.
Otra
de las razones (viene a ser la misma) para montar un muelle más firme
es evitar un tope de horquilla (por un bache o por frenada fuerte). Es
esencial evitar en lo posible los topes, ya que en ese momento la
suspensión deja de existir, y nos encontramos como si llevásemos un
par de barras rígidas entre la rueda y nuestras manos. Esto se suele
saldar con golpes violentos en el manillar, o un precioso
invertido-patinazo de la rueda delantera si estamos en una frenada.
Hay
que tener en cuenta al montar un muelle más duro, de regular
posteriormente (como dijimos) la precarga del mismo, ya que al ser más
firme, se hundirá menos con nuestro peso, y las geometrías de dirección
se verán afectadas.
-
: Por el contrario, un muelle más blando nos dará una mayor comodidad
de conducción, ya que la suspensión se comportará de forma menos
seca, absorbiendo las irregularidades del asfalto, y llegándonos de
esta forma filtradas. La “factura” a pagar si nos pasamos será la
de tener excesivos meneos del conjunto al mínimo bache, con la probable
desgracia de hacer un tope de horquilla.
Para compensar un poco un muelle flojo deberemos aumentar la
precarga del mismo (o la mejor solución, cambiarlo por uno más firme).
Aquí,
como en el resto del artículo, vemos que todos los reglajes están
relacionados; así, atacar un problema indirectamente, puede hacernos
aparecer “efectos secundarios” indeseados (como ahora veremos, la
precarga es conveniente mantenerla en unos límites, y aumentarla o
reducirla indiscriminadamente para evitarnos las pelas de un nuevo
muelle, puede hacer que luego todo vaya mal).
Precarga
del muelle: Al
actuar sobre este reglaje, lo que estamos haciendo es introducir más o
menos un vástago roscado en el alojamiento del muelle, comprimiéndolo.
Así pues, se necesitará una fuerza mayor para producir un
desplazamiento de la horquilla (esto es, si la precargamos a 100N, un
peso de 90N no conseguirá moverla). Pero no hay que confundir este
reglaje con un muelle más duro, ya que el muelle es el mismo, y por lo
tanto su constante de deformación también. Por lo tanto, un incremento
de esfuerzos seguirá correspondiendo al mismo incremento de longitud
(en el mismo ejemplo, si le ponemos un peso de 110N, la deformación será
igual a si le pusiéramos un peso de 10N a la horquilla sin precargar
–se hundiría un poquito-, pero a partir de ahí, si le ponemos 120N,
la horquilla se acortará la misma distancia que si pasásemos de 10N a
20N en la horquilla sin precargar).
Nota:
10 Newton es lo que pesa la masa de 1Kg. Si os resulta más
evidente, podéis sustituir unos por otros sin problema.
Como
vemos en el gráfico, (no os asustéis, coño, que es sencillo: a tanta
fuerza –gordo el bache, o bestia la frenada- le corresponde más o
menos hundimiento de la horquilla según la recta que cojáis) una
horquilla precargada no se comporta igual que una horquilla con un
muelle más duro sin precargar. Los pequeños baches no son absorbidos
por el muelle más blando precargado (hasta que no llega a una
determinada fuerza ni pestañea), y sí por el muelle más duro menos
precargado (en el ejemplo no tiene ninguna precarga para simplificar).
Sin embargo, en una frenada fuerte el muelle débil rinde el alma esté
precargado o no (eso sí, el hundimiento total será menor si está
precargado), en cambio el muelle más firme aguanta el tipo hasta el
final (F grandes) evitando así un hundimiento exagerado y un posible
tope de horquilla.
Otro
efecto de la precarga es el de reducir el recorrido muerto de la
suspensión delantera (aquél en el que no actúa el muelle). Veamos
cada caso.
Como
valores de referencia podemos tomar que la precarga debe estar en tal
posición en la que el recorrido libre de la suspensión con la moto
cargada, -es decir, con gasolina, conductor (estoooo, piloto!!!, perdón
de nuevo), pasajero y carga si vamos a llevarla- sea de dos tercios del
recorrido total de la horquilla – es decir, con la rueda delantera en
el aire). Si nos separamos mucho de estos valores para obtener la dureza
que necesitamos, deberíamos empezar a pensar en sacrificar nuestro
cerdito para adquirir otros muelles de mayor o menos firmeza.
Uno de los motivos de que aumentemos la
precarga será el evitar topes de horquilla. Como veíamos en el gráfico,
el tope tendrá lugar a valores superiores de compresión (no hará tope
sino es con baches mayores o frenadas más bruscas) en el caso de que
tenga bastante precarga.
Otro de los efectos de aumentar la compresión
es el de subir el morro de la moto (mejor dicho, de hundirlo menos
cuando nos subimos a ella), abriendo el ángulo de la dirección y
aumentando el avance. Esto se traduce en una mayor estabilidad pero
menor manejabilidad la
forma de corregirlo sería compensando lo que sube el morro subiendo las
horquillas (o mejor dicho, bajando de nuevo el morro respecto a éstas).
Los efectos secundarios de una sobredosis de
precarga en la horquilla son los divertidísimos shimmies (sacudidas de
la dirección), al acelerar en marchas cortas sobre asfalto bacheado.
Con menos peso adelante y con menor recorrido muerto que digiera el
estirón de la horquilla al acelerar (además, más fuerte debido a la
precarga), el tren delantero se aligera perdiendo agarre y por tanto
solidez de dirección, y empeñándose nuestra querida moto en decir que
no, que no y que no (como cuando le proponemos cosas demasiado
indecentes a una chica demasiado estrecha)
un buen apretón suele solucionar el problema (me refiero al
amortiguador de dirección, warrete), aunque como siempre, lo mejor es
volver a soltar precarga.
Otro efecto indeseado es que la moto salga
abierta de las curvas al abrirse la dirección cuando se estira la
horquilla para eso está la
retención a extensión del hidráulico, un apretón y arreglado.
Una reducción de la precarga sería
aconsejable para poder absorber mejor las ondulaciones pequeñas del
asfalto o los rizados, y que lleguen disminuidas a nosotros. Como una
horquilla precargada empieza a funcionar a partir de un cierto esfuerzo,
todos los que son inferiores nos llegan con nítida claridad a nuestros
brazos. Por eso os fijareis que ese tramos de asfalto ondulado que todos
conocemos (el calor, los camiones...) en que nuestra deportiva se
comporta como si de dubbies de motocross se tratasen, simplemente
desaparecen al disminuir la precarga (tanto como sean de pronunciadas
las ondulaciones). Sin embargo, como ya hemos dicho, por este camino nos
podemos encontrar con el muro que supone hacer topes, con lo cual
tendremos que desandar el camino andado (aumentar compresión), o
simplemente cambiar de camino (poner otro muelle más duro).
Otro problema de disminuir en exceso la
precarga, así como de poner un muelle muy blando, es el excesivo
recorrido que hay al frenar. Entonces, al soltar frenos y entrar en la
curva, la horquilla se estira, y por lo tanto variando la geometría de
dirección de la moto la
mejor forma que esto no ocurra es modificar directamente lo que está
mal (es decir, aumentar precarga o poner un muelle más duro). Sin
embargo, he leído que se puede aflojar la extensión, supongo que para
que la moto recupere pronto su geometría y entre en la curva ya
estabilizada.
Retención
del amortiguador a extensión: Dejamos
ya de andar en el muelle, y nos metemos en el amortiguador. Los reglajes
de éste habrán de ser los adecuados para absorber las oscilaciones del
muelle elegido. Un muelle más duro precisará de una retención del
hidráulico más contundente.
En
este caso actuamos aumentando o disminuyendo la oposición al movimiento
de extensión de la horquilla (al soltar frenos, al pasar un bache...).
Uno de los momentos más delicados de la
conducción deportiva es el de soltar los frenos para meter la moto en
curva. Si estamos empleando un muelle muy rígido, el estirón que pegará
al soltar frenos nos puede destrozar la trazada (recordemos que al
estirarse la horquilla la geometría de dirección cambia). Para que
esta no se abra, hemos de apretar la extensión, para mantener ese estirón
dentro de un orden. Otro buen “reglaje” es hurgarnos con un
destornillador en la cabeza, para ver si así conseguimos conducir algo
más fino, y no soltando de repente los frenos y tirando la moto a la
piscina.
Con un reglaje de hidráulico más firme, la
moto irá más “sujeta”, evitando oscilaciones del muelle (que si
son en curva pueden ser algo más que molestas).
Sin embargo, la contrapartida es que la
suspensión puede no “copiar” bien las irregularidades del terreno.
Así, por ejemplo, si pasamos sobre una ondulación y el muelle está
demasiado frenado por el hidráulico, puede que cuando llegue la
siguiente ondulación la suspensión esté aún comprimida, por lo que
no podrá absorberla correctamente (e incluso podría hacer un tope).
También pudiera darse la circunstancia que
al no estirarse lo suficientemente rápido como para adaptarse a la
irregularidad, el tren quedase durante un instante en el aire o al menos
perdiese carga el tren delantero (y por lo tanto agarre). En una curva pérdida
de agarre significa tortazo, pero en una frenada provocaría rebotes en
la rueda (coge agarre, lo pierde, coge...aumentando con ello las
oscilaciones del muelle) y, al final probablemente...tortazo.
Como estamos ya en el último punto de la jerarquía, aquí
los problemas se resuelven desandando el camino, es decir, soltando hidráulico.
Sólo si vemos que con lo que tenemos no podemos llegar a unos reglajes
satisfactorios nos pensaríamos el montar un muelle más firme (y vuelta
a empezar con la jerarquía de reglajes).
Si soltamos la retención a extensión, es
fácil adivinar que ocurrirá todo lo contrario. Es decir, las
suspensiones leerán bien la carretera, pero la moto irá demasiado
suelta, con molestos (y peligrosos) balanceos. La precisión en la
trazada se resentirá, pero podremos tener más agarre en terrenos
irregulares. La solución
es, claro, volver a apretar; o aflojar también la extensión el
amortiguador trasero, así irá blando, pero compensado.
Retención
del amortiguador a compresión
: El otro movimiento del muelle que debe frenar el amortiguador es el de
compresión. En concreto, este reglaje influye en la resistencia al
hundimiento final de la horquilla. Evidentemente se notará sobre todo
al tirar de frenos con contundencia, o al pasar sobre un buen bache.
Lo que pretendemos al apretar el
amortiguador a compresión es evitar un tope de horquilla por uno de los
dos motivos anteriores. La pega de apretar mucho la compresión la notaríamos
si en plena frenada, con la horquilla ya bastante comprimida, nos
encontramos un bache: el amortiguador endurecerá esa parte final del
recorrido, y ese bache no se amortiguará convenientemente
Cuando esto ocurra, ya sabemos que hemos apretado demasiado el
hidráulico. La solución será aflojar y atacar el problema de los
topes de horquilla por otros medios más contundentes (aumentar la
precarga o poner otro muelle más firme). Para que nos entendamos, la
regulación del amortiguador a compresión es un reglaje más fino que
los otros dos métodos, para impedir un tope de horquilla.
Con menos retención, evidentemente
conseguiremos lo contrario, es decir, que absorba mejor los baches en
frenada. Pero si nos pasamos, daremos con el temido tope de horquilla
solución: volver a apretar. Lo ideal es llevar este reglaje todo
lo suelto que se pueda sin que se hagan topes (esto dependerá de tu
nivel de conducción –pilotaje-, del tipo de carretera –circuito-
que frecuentes....vamos, tú mismo).
Nivel
de aceite en la horquilla: En
el libro de taller de tu moto, vendrá la cantidad de aceite que debes
echar para que el funcionamiento sea el correcto. Variando esta
cantidad, conseguiremos reducir o aumentar el volumen de la cámara de
aire de la horquilla (recordemos que los líquidos son prácticamente
incompresibles, no así el aire).
Si echamos más líquido, conseguiremos
resistir mejor el hundimiento final, y puede ser un camino sencillo, en
motos sin más regulación, para evitar los topes de horquilla. Pero
también podemos conseguir que en esta parte final del recorrido
(generalmente cuando frenamos) la horquilla deje de absorber los baches,
y nos obsequie con unos preciosos rebotes (ahora cojo agarre, ahora lo
suelto...). Otra de las cosas divertidas que tiene el pasarnos con el
nivel de aceite en las barras es el reventar los retenes.
Naturalmente, la solución para por quitar aceite y atacar el
problema de los topes por otro lado (muelle, precarga o compresión).
Si le echamos menos aceite del recomendado,
podremos aprovechar mejor el recorrido de la horquilla, lo cual es
beneficioso, ya que habrá mayor longitud para amortiguar una misma
fuerza (un mismo bache), con lo cual será mucho más efectiva. Pero sin
pasarnos, que podríamos provocar un tope de extensión (el hidráulico
se quedaría al aire).
Amortiguador
(trasero)
Rigidez
del muelle: Desgraciadamente,
es habitual referirse al conjunto de la suspensión trasera como
amortiguador, cuando en realidad es un conjunto de amortiguador y muelle
(igual que la horquilla).
Su
funcionamiento es análogo al muelle de la horquilla, así que para
abreviar, remito a ese apartado. Las diferencias estarán por ir
amortiguando la rueda trasera y no la delantera.
Un muelle muy rígido tiene como principal
ventaja el evitar un tope de compresión (en una curva puede llegar a
tirarte al suelo, así pues hemos de evitarlos con el mismo empeño que
los de horquilla).
Uno de los efectos secundarios es el de
cerrar la geometría de la moto: al sentar tu culo, el muelle se hunde
menos, quedando el culo (el tuyo y el de la moto) más alto. Como ya
veremos después, también el centro de gravedad de la moto se eleva,
haciéndola más ágil.
Así, una moto con un muelle (o muelles)
trasero duro será más rígida (no oscilará como un flan al pasar por
el primer bache), pero absorberá peor los mismos.
Otro efecto pernicioso de poner un muelle
trasero pétreo es que al leer peor la carretera, tener reacciones más
bruscas (hay que frenarlas convenientemente con el hidráulico), y aún
por encima propiciar que haya menos peso atrás (culo levantado), la
tracción al salir de una curva es mucho peor, en especial en firmes que
no estén planos como un espejo. Para
corregir ambos efectos, hemos de bajar un escalón en la “categoría”
de reglajes, y disminuir la precarga del muelle. Así, seguirá siendo
igual de duro, pero será más sensible a las fuerzas de pequeña
intensidad (pequeñas irregularidades del asfalto en el momento de abrir
gas tumbados), y de paso bajaremos un poco el culo. También podemos
probar a aflojar la retención a compresión del amortiguador. Así, sin
la retención del hidráulico, los baches serán mejor filtrados, y habrá
mejor tracción (como explicaremos).
Un muelle blandito hará que la moto sea más
cómoda (esencial en una turismo), pero menos estable. De paso, la moto
tendrá mejor tracción, al adaptarse mejor al asfalto, y bajará un
poco el trasero.
El problema es evidentemente que como nos
metamos en un bache de dimensiones XL podemos hacer un tope de
amortiguador, y...bueno, creo que no tengo que explicar a nadie más...
Si hacemos topes muy frecuentemente (hay baches que casi es
imposible que la moto no haga tope a nada de velocidad que llevemos),
sería conveniente aumentar la precarga. Con eso nos llevaremos el límite
del tope un poco más lejos (se producirá con fuerzas algo mayores),
aunque las pequeñas irregularidades del asfalto se verán menos
filtradas (en ocasiones es conveniente no amortiguar estas pequeñas
irregularidades, ya que nos informan de cómo está el asfalto y, en último
extremo, como vamos de agarre antes de perder el control).
Otro efecto de llevar el muelle muy blando
es que la moto tiene una mayor facilidad a hundirse de atrás en fuertes
aceleraciones (la cadena tira del basculante, cerrándolo, y el muelle
no es capaz de resistirlo). Esto en principio es una ventaja, ya que al
acelerar generalmente necesitamos una geometría más estable y así la
conseguimos (baja el culo). Sin embargo, si el hundimiento es excesivo,
la moto saldrá abierta, con la imprecisión en la trazada que esto
conlleva. Para solucionar este problema esta el reglaje de compresión:
con darle un apretón, problema solucionado.
Precarga
del muelle: Tampoco
pienso repetir aquí lo dicho ya para la horquilla. Como medida de
referencia (de referencia significa de referencia, no es ninguna verdad
teológica ni nada por el estilo) aplicar aquí también la relación
2/3 entre el recorrido libre una vez cargada y el total. Podemos medir
dos posiciones, una tú solo y otra “de viaje”, con paquete y carga.
Así, ya sabrás cual poner en cada caso. Si cambias de chorb@ por otra
de mayor o menor tonelaje, habrá que volver a recalcularlo todo. Así
que, vamos con sus efectos:
La principal ventaja de aumentar la precarga
es el que los topes de amortiguador son más raros. Por otra parte, al
aumentar la precarga, estamos subiendo el culo de la moto (cuando nos
sentamos nosotros, es como si se sentara un tipo menos gordo –tanto
menos cuanto más hayamos precargado el muelle- y por lo tanto la moto
bajará menos).
Si nos pasamos un par de pueblos con este
reglaje, haremos que el muelle no absorba las irregularidades del
asfalto, provocando momentáneas pérdidas de carga en el tren trasero.
Si estamos en una frenada, con la rueda trasera ya bastante aligerada (aún
más por aumentar la precarga y levantar el culo) y soportando el
esfuerzo de frenar, es probable que empiecen a aparecer rebotes de la
rueda trasera, que como dijimos para la delantera, son debidos a
“derrapaditas” y “saltitos” intermitentes.
Como veremos más adelante, la solución sería aflojar la
amortiguación a compresión, para que haya un más fiel contacto del
neumático con el asfalto.
Si nos pasamos quince pueblos con la
precarga, podemos caer en un tope de extensión (un recorrido muerto
excesivamente corto), situación de la que hay que huir tanto como de
los topes de compresión. Apretando
la amortiguación a extensión podemos evitar este efecto.
Si soltamos la precarga, tenemos dos
efectos. La primera, es hacer la moto más cómoda y estable.
Evidentemente, lo primero por tener el muelle una mayor sensibilidad, y
la segunda por bajar la parte trasera de la moto (abre la dirección).
Como contrapartida, tendremos una moto que
es como un tren en línea recta pero también al entrar en curva (imagínate
meter una locomotora en una paella). Esto no llega a ser ningún
problema, porque como luego veremos, podemos variar las geometrías de
la moto sin afectar (directamente, indirectamente sí que influye algo
ya que varía el reparto de pesos) a los demás reglajes de
suspensiones.
El segundo efecto beneficioso, es un
amortiguador que se traga mejor los rizados (la prueba de fuego de toda
suspensión) y que tracciona mejor.
Evidentemente, ahora los topes de compresión
llegarán antes. Si no
podemos evitarlos aumentando convenientemente la precarga (provocaríamos
los efectos indeseados comentados anteriormente), habrá que pensar en
adquirir un muelle más firme.
Retención
del amortiguador a extensión: Sirve
de freno a la extensión del muelle (por ejemplo, cuando acabamos de
pillar un resalto en la carretera).
Si lo apretamos, la moto irá más sujeta,
se balanceará menos al pillar baches. Esa oscilación en plena tumbada
puede ser de lo más graciosa, como comprenderéis, así que puede ser
conveniente el limitarla (exactamente amortiguarla). Sin embargo, en
zonas de asfalto rizado, puede ser contraproducente, ya que según la
frecuencia de las ondulaciones, puede que llegue la siguiente antes de
tener el muelle de nuevo estirado, con lo que se amortiguará esa
segunda mucho peor (la mayoría de las motos vienen con bieletas que
endurecen el final del recorrido del muelle) Evidentemente, aquí hemos de buscar una solución de
compromiso.
Si solemos conducir por firmes ondulados,
habremos de soltar este reglaje, pero a cambio la moto, al pasar por un
bache, nos obsequiará con una serie de oscilaciones que siempre
incordian y deshacen cualquier intento de trazada fina. Si ni un reglaje
ni otro nos convencen, hay algo que siempre funciona en esto de las
suspensiones...y es romper el cerdito y pillar un amortiguador de mejor
calidad.
Retención
del amortiguador a compresión: Varía
la intensidad con la que el amortiguador disipa la energía en los
movimientos de compresión. Tiene mayor efecto cuando el movimiento es
suave (hundimiento al acelerar, ondulaciones del asfalto) que si son
buscos (baches).
Un reglaje severo a compresión ayuda al
muelle a que la moto no se hunda tanto cuando aceleramos. La salida de
curva será pues más estable y la trazada no se verá afectada. Sin
embargo, el efecto de hundimiento en las aceleraciones es beneficioso ya
que ayuda a cargar peso atrás en un momento en el que es precisamente
ahí donde se necesita (mayor carga = mayor agarre). Por eso mismo, esa
estabilidad en la salida de curva tendremos que pagarla con un peor
poder de tracción.
Además, un reglaje que retenga
excesivamente la compresión del muelle provocará que la suspensión no
logre amortiguar correctamente los baches, llegando a la moto, y
provocando los antes mencionados rebotes de la rueda trasera en frenadas
fuertes (con la rueda trasera con muy poca carga, casi en el aire), ya
que no es capaz de seguir el perfil de la carretera, cogiendo agarre y
soltando de forma brusca.
Es preferible acostumbrarse al hundimiento
de la moto al acelerar (que salvo en motos muy potentes, tampoco nunca
es exagerado), o en todo caso, montar un muelle más firme que lo
resista, y así poder llevar este reglaje bastante suelto. Eso dará una
mejor tracción y una mayor estabilidad en el momento que más se
necesita por el ya comentado cambio de geometría.
Amortiguador
de dirección
Este
sí que es un amortiguador puro, sin muelle. De todas formas, también
sería interesante que alguien le montase uno. Cuando alguien lo pruebe
que avise, que voy con la cámara de fotos.
Bueno,
más en serio; como sabéis, este elemento sirve para frenar
(amortiguar) los movimientos rápidos de la dirección (los cabeceos o
shimmies).
Si apretamos su retención, la protección
contra el shimmie será mayor. Sin embargo, la conducción será más
imprecisa y puede provocar oscilaciones de dirección en línea recta.
Cuando
después de haber tocado los demás reglajes, hemos dejado la moto con
una dirección demasiado nerviosa (con unas geometrías muy cerradas,
cargando poco peso adelante, y con un muelle de horquilla muy firme y
muy precargado –con poco recorrido muerto que absorba el tirón),
tendremos que pensar en montar este elemento o apretarlo si ya lo
tenemos. Sin embargo, y excepto en el caso de motos de competición con
geometrías salvajes (muy ágiles para facilitar los cambios de dirección),
deberíamos evitar los cabeceos -perdonad que prefiera la palabra
castellana- por otros métodos.
Geometrías
Altura
de la horquilla respecto de las tijas:
Si subimos las horquillas (yo prefiero decir que
bajamos las tijas, que es en realidad lo que hacemos), estamos variando
las geometrías de la moto de forma sustancial.
En primer lugar, estamos reduciendo el
avance y el ángulo de la dirección. Esto nos sirve para hacer una
dirección mucho más ágil que prime la facilidad de entrada en curva
sobre la estabilidad en línea recta. Lo que provoca es la disminución
del “efecto vela” o par recuperador que tiende a mantener la rueda
recta (por eso podemos conducir sin necesidad de poner las manos en el
manillar, ya que cuanto mayor es la velocidad, mayor será este efecto
de autoalineación).
Por otra parte, estamos bajando el morro,
con lo que nuestro peso y el de la moto se verá diferentemente
distribuidos entre los dos trenes, cayendo más peso (y por lo tanto
dando mayor agarre) a la rueda delantera.
Al bajar la moto, estamos reduciendo también
la distancia libre al suelo. Aunque como lo que más baja es la parte
delantera no suele representar un problema (las cosas que primero rozan
suelen estar hacia atrás (estriberas, escape, caballete).
Y por último, estamos bajando el centro de
gravedad, con lo que limitamos la tendencia a hacer caballitos e
invertidos (aunque divertidos, nefastos a la hora de querer correr en
serio), pero también la facilidad de mover la moto de un lado a otro.
Si las subimos, ocurrirá toooooodo lo
contrario a lo que acabo de enumerar (ya estoy cansado de escribir, joer).
Longitud
del amortiguador:
El efecto de poner un amortiguador más largo (o intercalar un
casquillo entre el amortiguador y la tuerca, benditos sean los
amortiguadores regulables, AMEN!) es el similar a bajar las tijas.
Cerramos también la dirección, pero en vez de bajando el morro como
antes, subiendo el culo. Además, subimos el centro de gravedad de la
burra.
Hay que tener cuidado al perseguir una
geometría muy cerrada, ya que a la hora de atacar curvas cerradas, ésta
se vuelve bastante imprecisa (para esas curvas mejor píllate una
supermotard).
Además, si nos excedemos mandando peso
adelante, tendremos bien sujeta esa rueda (que suele ser la crítica),
pero por el contrario, tendremos peor tracción al haber descargado la
rueda trasera. Para
evitarlo, puedes corregir como ya dijimos haciendo que al acelerar se
hunda de atrás. Para ello monta un muelle más blando o suelta la
retención a compresión del amortiguador trasero.
Si la moto es corta, puede que la tendencia
a hacer caballitos e invertidos se convierta en un problema si las
aceleraciones o frenadas que practicas son muy fuertes. Ante este
problema, lo mejor es que ¡¡¡muevas el culo!!! adelante o atrás para
ir controlando la rueda que quiera echarle un vistazo al cielo. Si aún
así no dominas la situación, sería mejor que intentases cerrar la
dirección de la otra forma, bajando las tijas.
Una buena consecuencia de subir el culete de
nuestra amada es evitar que rasque en las tumbadas más bestias el
escape, estriberas, etc...Además, se comportará mejor en esa chicane
de tu carretera preferida, permitiéndote cambiarla de lado con un menor
esfuerzo.
Si acortamos el amortiguador,
pues....adivina. Enga, que la tinta es cara, y mi paciencia tiene un límite.
A
kaskarla!!!!!